viernes, 12 de marzo de 2010

Bienvenido a los Balcanes


Esta es la breve crónica de la ruta que en marzo de 2008 realizamos Aronhol y Vander por los Balcanes.
Recorrimos 6000km durante 15 días, algunos con sol, muchos con mal tiempo, pero todos con una sonrisa desde la mañana hasta la noche.
Una experiencia que compartimos aquí con quienes tropeceis con este blog.
Como vale más una imagen que mil palabras aquí tienes unas cuantas. Esperamos que las disfrutes y te entren ganas de viajar, tantas como seguimos teniendo nosotros.

Si te ha gustado, deja algún mensaje y si te ha entrado el gusanillo de viajar a la zona, aquí estamos para echarte una mano.

Dia 1. Barcelona

Hoy es el gran día. Esta noche embarcamos en el ferry que nos llevará a Italia para empezar nuestra aventurilla. Ir en barco nos evita tener que chuparnos toda Francia. Como tenemos prisa la hubiesemos cruzado por vías rápidas, pero a ninguno de los dos nos gustan las autopistas (el nombre ya lo dice, mejor con coche...). Las motos no están hechas para circular en línea recta, así que preferimos subirnos a un barco y llegar descansados. Tardamos lo mismo y sale más barato. La decisión es fácil.

Aronhol llegó ayer viernes por la tarde desde Santander. Apareció con su KTM preparada para todo, entrando por la Diagonal rodeado de miradas extrañadas de ver esa moto enorme con maletas también enormes.

Pasamos el sabado haciendo un poco de turismo... enfocado a motoristas. Recorremos algunas carreteras de Collserola, nos damos una vuelta por el circuito de Montjüich, etc.

A última hora subimos los trastos a las motos, incluidos los pilotos. Es la hora, nos vamos al puerto.
Nuestro barco no llega, no llega, no llega... teníamos que embarcar a las 22h, pero hasta las 4h de la madrugada no nos dejan embarcar y poder entrar a nuestro camarote. A las 8h del domingo me despierto y veo por el ojo de buey que justo estamos saliendo del puerto de Barcelona...

Dia 2. Mar Mediterráneo


El barco navega camino de Italia, cruzando el Mare Nostrum.
Pasamos todo el día dormitando en el camarote o paseando por el barco. No hay gran cosa que hacer.
Deberíamos haber llegado a media tarde, pero llevamos muchas horas de retraso.

Dia 3. Livorno (ITA) - Ancona (ITA)



Llegamos a Livorno a las 4:30 de la madrugada. Bajamos del barco mientras dejamos atrás un grupo de bemeuveros que empujan una R1200GS que se niega a arrancar.




Teníamos el hotel pagado y a estas horas ya no vale la pena. Teníamos que levantarnos muy pronto igualmente, así que mejor optamos por aprovechar el horario intempestivo... Visitamos Pisa a las 6 de la mañana. Tenemos la ciudad para nosotros solos, incluida la torre. Casi casi un golpe de suerte.

Salimos de Pisa y por autovía hacemos kilometros hasta Florencia. Intentamos rodear la ciudad, pero terminamos pasando por en medio de Firenze. Una experiencia terrorífica. Uno espera que las motos se intenten meter por cualquier hueco, que vayan a toda leche por sitios estrechos... pero un coche? es más... pero un autobús??
Por suerte sobrevivimos y podemos empezar a disfrutar de Italia y las serpenteantes carreteras que cruzan los Apeninos.


Comemos en un pueblo perdido y terminamos regalándonos una siesta muy agradecida en un prado cualquiera al borde de la carretera.
Al poco hacemos una breve incursión en un país también breve, San Marino. Sin duda nos sorprende este minúsculo estado. Subimos y subimos para llegar arriba del todo, pero parece no tener fín. Casi mareados de tantas paellas llegamos a la cima y alucinamos con las vistas. Increible.

De San Marino salimos pitando hacia Ancona. Se nos ha ido el santo al cielo y vamos bastante justos de tiempo. En Ancona nos espera el buque "Dubrovnik" de la naviera croata Jadrolinija. Con el cruzaremos el Mar Adrático durante la noche. Por la mañana despertaremos en los Balcanes!

Dia 4. Split (CRO) - Dubrovnik (CRO)

Despertamos en nuestro minúsculo camarote y subimos a cubierta. Lo que vemos son las primeras islas de Dalmacia.
Poco después llegamos a Split, desembarcamos y sin problemas nos sellan los pasaportes. Estamos en la Republika Hrvatska!

Damos una breve vuelta por Split. Sin duda merece una visita más larga.

Varios kilometrosmás tarde el cielo se va poniendo negro como el carbón y finálmente nos cae el diluvio universal. Pasamos por zonas con un palmo de agua en la carretera. Brutal.Nos llama la atención que el asfalto tiene varios colores, el más curioso el blanco. A ratos circulamos por una alfombra blanca con buen agarre.
Las iglesias y otras construcciones antiguas también son blancas. Sorprende la vista de los campanarios blancos que vamos encontrando.

Seguimos por la carretera, que serpentea todo el rato junto al Adriático. Realmente parece un lago porque todo el rato vemos las largas islas que tapan el horizonte por el oeste.También llama mucho la atención la cantidad de placas, cruces, fotos y memoriales que hay en los arcenes. Todos recordando accidentes de tráfico.
Unas obras nos obligan a desviarnos y hacer unos cuantos km por el interior. Gran fortuna, pues eso nos lleva por unos parajes increibles. Es como estar en la estepa rusa, más que a unos kms del mar.
Coincidimos en una larga recta con un oxidado y ruidoso tren de carga y durante varios kms circulamos en paralelo.


De allí vuelta a la costa junto al río Neretva y hasta Dubrovnik, la "Perla del Adriático".

Llegamos a Dubrovnik sin ninguna reserva de hotel, ni una guía de alojamientos. Cuando íbamos a entrar en la ciudad nos para un hombre y nos dice que alquila habitaciones. Le seguimos y quedamos encantados. Una casa sencilla pero acojedora a 5 minutos a pie delcentro histórico por solo 10€ la noche. Además podemos dejar las motos en un sitio discreto, no en plena calle.

Terminamos el día disfrutando del ambiente relajado dentro de las murallas. Estamos fuera de temporada y no es un circo como en verano. Paseamos, miramos y al final nos sentamos a cenar en una terraza. Buena temperatura, buen ambiente y buena mesa.

Dia 5. Dubrovnik (CRO) - Kotor (MTN)


Nos despertamos con un tímido sol y con el desayuno comprado en el super subimos la montaña de Bosanka, detrás de Dubrovnik. Desde allí arriba, sobre las ruinas de la fortaleza napoleónica y con los restos de la última guerra muy presentes desayunamos con unas vistas impresionantes.









Ya camino de Montenegro pasamos junto a un equipo de militares retirando minas en las inmediaciones del aeropuerto de Dubrovnik.

Tras ratos de sol y algún breve chaparrón llegamos a la frontera. Sin dificultad alguna abandonamos Croacia y un par de kilometros más tarde entramos en Montenegro. Otro sello más en el pasaporte.
Montenegro es un país muy joven, se escindió de Serbia en 2006. Su nombre en serbio o montegrino (según con quien hables te dirá que su idioma es uno u otro) es Crna Gora y desde antiguo hace referencia a sus interminables y tiznadas montañas.
La impresión al entrar es algo extraña. Viejos y abollados coches soviéticos, la carretera sucia llena de barro por obras dejadas a su suerte. Después esta impresión se matiza, pero es chocante.
Pero lo que realmente llama la atención es la belleza del paisaje desde el primer minuto. Estamos en el Boka Kotorska, el llamado mayor fiordo del sur de Europa. Son 25 kilometros que terminan en la villa amurallada de Kotor, patrimonio de la humanidad.
Damos toda la vuelta al fiordo, encantados con y por las vistas y pasamos Kotor camino del hotel que habíamos reservado. Está en lo alto de las montañas. Una tras otra vamos dejando atrás las decenas de paellas que tiene esta carretera que sube por una pared casi vertical con Kotor y el Boka Kotorska debajo. Paramos varias veces a respirar fuerte. Pocas veces se ven cosas así.
Al llegar arriba sorpresa, pasamos unas cuantas casas en ruinas en lo que pensamos en Njegussi, el pueblo donde está nuestro hotel. Nos entran las dudas hasta que encontramos un anciano que nos saluda desde una casa. Es el Sr.Popov, que nos está esperando. La casa es genial, recién reformada.
Queremos repostar, así que tras descargar las motos nos vamos a buscar una gasolinera, pero por el camino se pone a nevar. A la vuelta conseguimos entendernos con el Sr.Popov, que solo habla montenegrino y vista la previsión de nevadas decidímos bajar a Kotor y dormir allí. Nos sabe muy mal por lo amables que son la familia Popov, que antes de dejarnos ir nos invitan a su casa a comer queso y jamón caseros.
Bajamos la carretera de las paellas envueltos en una niebla terrible que no nos deja ver más allá del manillar.
Al llegar a Kotor vamos a la estación de autobuses, donde preguntamos por "sobe", que significa habitación. El taquillero asiente y tras cinco minutos aparece con un anciano que nos dice por señas que le sigamos. Aquí nadie habla inglés.
Llegamos a su casita y por 10€ nos quedamos a pasar la noche.

Dia 6. Kotor (MTN) - Niksic (MTN)










A las 6:30 ya se nos abren los ojos, sin despertador. Ya estamos cogiendo el horario bueno para viajar.
Cargamos las motos mientras nuestro anfitrión nos enseña su Zastava Z750 (un 600 yugoslavo) y en un suspiro ya estamos en la carretera camino de Budva.
Budva es uno de los sitios más turísticos de Montenegro y un sitio de veraneo típico para los serbios. La carretera de Kotor a Budva está muy congestionada y nos va de poco que un despistado no nos embiste desde atrás.
Dejamos la costa atrás mientras subimos un puerto bastante entretenido. Al fondo va quedando Budva y el islote de Sveti Stefan.
Rodamos por la ruta a Cetinje cuando en lo alto de otro puerto pasamos por una zona donde en los márgenes de la carretera hay centenares de coches en exposición. La mayoría son de gama media o alta. Nos parece algo sospechoso...
Y así llegamos a Cetinje, la capital de Montenegro hasta 1918. Nos damos una vuelta para ver la avenida de las embajadas, que recomiendan en las guías. Al final no es gran cosa, pero al menos nos hacemos unas fotos frente a la residencia presidencial, custodiada siempre solemnemente.


Volvemos a la carretera con la mirada puesta en el horizonte. Las vistas son fantásticas, con interminables montes y el Skadarsko Jezero dominandolo todo. El Skadarsko es -dicen- el lago con las aguas más puras de toda Europa. En nuestros planes entraba rodearlo para entrar en Albania, pero el mal tiempo anunciado nos hizo desistir pues las referencias acerca de las carreteras albanas no son muy buenas, tampoco cuando luce el sol. Así que proseguimos hacia Podgorica, la gran capital de Montenegro.

Como en cualquier gran ciudad el tráfico es algo caótico, pero finalmente nos orientamos y encontramos el "Belgrad Road" que nos llevará hacia el norte.
El Belgrad Road es espectacular. Discurre primero por un cañón doble (un cañón dentro de otro cañón) con curvas todo el rato, aunque también con bastante tráfico pues es la vía de comunicación principal con el vecino más importante, Serbia.
Después el cañón crece hacia el cielo y la carretera va pasando largos túneles sin una sola bombilla que los ilumine. Viaje al centro de la tierra.
Esta carretera está en obras y perdemos bastante tiempo esperando que retiren escombros en varios sitios.
Por si fuera poco se nos pone a nevar a tan solo 400m de altura, mientras subimos el puerto de Bablkaj, de 1040m. Pasado el puerto todo el paisaje está blanco.
Llegamos a Mojkovak, de donde sale el desvío que nos debería llevar por el Tara Canyon. Desde allí llamamos a Zabljak, nuestro destino previsto para este día. Zabljak es una estación invernal a los pies del parque nacional de Durmitor. Nos preocupa el estado de la carretera para llegar y tal vez más el estado para salir mañana. No creo que en Montenegro haya servicionocturno de quitanieves...

Finalmente optamos por cambiar el plan. Volveremos por el Belgrad Road hasta Podgorica y de allí a Niksic.
Deshaciendo el camino volvemos a encontrarnos con los tramos cortados por voladuras y volvemos a perder más y más tiempo.
Antes de llegar a Podgorica nos alcanza un tormentón y hacemos los últimos 80kms hasta Niksic primero bajo el agua y después, ya de noche, bajo la nieve, que iluminada por los faros nos da la impresión de estar pilotando dentro del salvapantallas de un ordenador, con miles de puntos brillantes acercandose a toda velocidad.
LLegamos a Nisksic y tras varias vueltas por una ciudad soviética en su aspecto, temperatura y sobretodo feeling nos topamos con un hotel. Por 35€ dormimos en el sitio más caro de todo el viaje.
Para celebrar la ropa seca y la ducha caliente nos damos un homenaje con la mejor cerveza local, Nik Gold Pivo.

Dia 7. Niksic (MTN) - Mostar (BIH)


A primerísima hora nos despertamos para cambiar de sitio las motos. Las habíamos aparcado en la parte trasera del hotel por petición de los empleados. Estaban convencidos que nos iban a robar las motos y querían que a las 6 las pusieramos frente a la puerta delantera a la vista del guardia diurno.
Así que el día empezó "un poco pronto".

Salimos de Niksic envueltos en la niebla y con copos cayendo. La carretera va hacia el este, en dirección a Dubrovnik. Pasamos un puerto tras el que aparece el sol, que ya no nos abandonará en todo el día.





Tras Vilusi llegamos al puesto fronterizo. Está en lo alto de un puerto de montaña, en medio de la nada. El arrugado agente bosnio se mira mi pasaporte, ve que me llamo Pablo y sonrie. Me mira y enseñándome una mandibula llena de oro suelta "...Pablo Escobar?" No se qué responderle...

Con varios sellos más en el pasaporte entramos en Bosnia y Herzegovina. El país está dividido en dos entidades políticas, la Federación Bosnia y la Republika Srpska.

A pesar de esto la circulación por dentro del país ahora es fluida. Anteriormente había controles, pero nostros al menos no vimos ninguno.
Bajamos el puerto por el lado Bosnio y tras pasar un lago cruzamos Trebinje. Tras la guerra y los Acuerdos de Dayton en Trebinje hubo tropas españolas de la IFOR y la EUFOR durante varios años.
Al salir de Trebinje el paisaje cambia por completo. Es una llanura enorme, con bosques interminables, un lago, el Bilecko Jezero y poco más que transmite una grandísima soledad. No parece que haya mucha gente por esta zona.
En Bileca paramos a tomar un tentempie de los que llevamos encima. Allí hay una base militar y escuchamos las prácticas de tiro.

Algo más al norte tomamos un desvío que nos saca de las rutas principales. Por la carretera a Plana, Bijeljani y Berkovici pasamos por unos de los paisajes más majestuosos de todo el viaje. Es un valle muy ancho que se pierde en el horizonte. Primero es todo una arboleda baja y tras superar un repecho -lleno de placas por una batalla que debió ocurrir en un punto estratégico como este- el valle se convierte en una zona pantanosa. Espectacular. Los dos coincidimos en que pasar por aquí fue un acierto. Como decía, de lo mejor del viaje.
En Stolac empezamos a ver algo que será una constante en Bosnia. En todos lados, desde cunetas a rotondas, aprovechando cualquier espacio, todo está lleno de cementerios. En esta zona, perteneciente a la Republika Srpska la mayoría son tumbas musulmanas, aunque en otras zonas hay más cristianas o están más a la par.

A media tarde y bajo un sol espléndido y algo de calor entramos en el valle del río Neretva. Se nota que nos acercamos a una ciudad importante porque vemos fabricas y mucho tráfico en la carretera principal, que además conecta con Sarajevo.

Llegamos a Mostar! En uno de los puentes esperamos a que llegue nuestro guía para acompañarnos al albergue.
En el hostal, la madre de Miran nos recibe con unos refrescos. Nos preparan una habitación de 4 para nosotros solos. Las motos las aparcamos en un callejón muy estrecho que cierranpor la noche y nos vamos a aprovechar la tarde.

Obviamente la estrella es el ultrafamoso Stari Most, reconstruido tras ser reventado a bombazos en el sitio de la ciudad en los '90. La destrucción de este puente es una de las grandes vergüenzas de la guerra de los Balcanes.

El casco antiguo de Mostar es precioso, aunque está muy enfocado al turismo. Por suerte al viajar fuera de temporada vemos muy pocos turistas, pero en verano debe ser como un parque temático.
Entramos en la mezquita de Pasa Koski Mehmed, la más antigua de la ciudad y desde lo alto de su minarete contemplamos el Neretva, el Stari Most, la ciudad y las montañas que flanquean la ciudad.

Hay muchos edificios en ruinas o con señales de la guerra a la vista. No se han disimulado, al parecer para recordar lo que aquí pasó y también -digo yo- porque es una atracción turística más.
La visita a Mostar nos ha dejado muy buen sabor de boca, como los platos musulmanes que degustamos en un bar cualquiera.
Mostar es un sitio que vale la pena visitar.

Dia 8. Mostar (BIH) - Jajce (BIH)

Nos fuimos a la cama bajo un cielo estrellado y nos levantamos con un tiempo de perros. Llueve a cántaros, que le vamos a hacer...
Nos despedimos de nuestros anfitriones y emprendemos el camino. Hasta luego, Mostar.

La carretera que nos ha de llevar a Sarajevo circula paralela al río Neretva. Algunos tramos están en obras, pero como hemos ido viendo en toda la región, ni se sabe cuando empezaron las obras ni se intuye cuando las puedan acabar. Hay que vigilar porque te encuentras tramos de gravilla sin aviso previo.
También hay que pensar lo peor cuando se acerca un autobús. Van a toda leche.
Ya cerca de la capital pasamos un largo puerto y al bajarlo el cielo empieza a escampar.

Entramos a Sarajevo por la infausta "Snipers Alley", la avenida de los francotiradores.
Hay ciudades con un sitio en la historia y sin duda Sarajevo es una de ellas, desde a Guerra Mundial hasta los Juegos Olímpicos de Invierno de 1984 o el sitio de la ciudad en los 90. Circulando por la avenida, con el tranvía moviéndose a nuestro lado, somos conscientes de donde estamos.
Como en Mostar, aquí también se perciben indicios de la última guerra. Marcas de metralla, de obuses, algunos edificios vacios y vehículos de la OTAN. Paramos junto a la antigua biblioteca nacional, un símbolo del sitio de la ciudad y muy cerca también del punto donde asesinaron a los archiduques austrohungaros.
Nos damos una vuelta por la ciudad, al castillo, por el barrio turco, etc
















Salimos de Sarajevo envueltos por un terrible atasco. Hasta que no llegamos a la autopista no recuperamos el ritmo.
Este trozo de autopista fue algo inesperado. Al parecer es nuevo y es que incluso el peaje aun estaba en construcción, así que al menos nos salieron gratis los poquísimos Km de autopista que por ahora tiene Bosnia.
Aun así preferimos desviarnos y seguir por secundarias camino de Travnik. Esto resultó "un error" pues resultó ser una carretera agotadora, con muchas travesías y también tráfico.

En Travnik nuestra cabeza necesitaba una pausa. Aprovechamos y visitamos la fortaleza, muy importante pues aquí estuvo la capital de la Provincia Otomana de Bosnia entre los siglos XVII y XIX.

A partir de aquí no quedaba más que enlazar hasta Jajce, donde queríamos hacer noche por consejo del amigo Miran de Mostar.

Jajce resultó ser un sitio más prescindible de lo que nos habían dicho, o tal vez fuesemos nosotros que no encontramos sus tesoros. El caso es que llegamos a subir al mismísimo castillo, que nos dejó la impresión de haber servido de decorado para la famosa serie de la BBC "Blackadder". Eso incluye a la importante población de cuervos que sobrevuelan el enclave.

A 6km de Jajce encontramos un magnífico hotel, muy nuevo y donde los chavales llevan a las chicas cuando las quieren impresionar.